martes, 24 de enero de 2017

THERESA MAY Y BENJAMIN NETANYAHU, LOS DOS PRIMEROS MANDATARIOS QUE INVITA DONALD TRUMP TRAS SU NOMBRAMIENTO


THERESA MAY Y BENJAMIN NETANYAHU, LOS DOS PRIMEROS MANDATARIOS QUE INVITA DONALD TRUMP TRAS SU NOMBRAMIENTO


Los aromas populistas van disipándose en la atmósfera viciada mediáticamente que dejó la toma de posesión de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, para dar paso al pragmatismo político.


LOS PIVOTES DEL IMPERIO VISITAN A TRUMP: LA MADRE BRITÁNICA Y EL AMO ISRAELÍ QUE GUARDA EL DINERO
Los primeros ministros de los dos aliados más importantes del imperio: el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda y el estado de Israel visitarán, en ese orden, la Casa Blanca.
Theresa May, la premier británica llegará a Washington esta semana, mientras que Benjamín Netanyahu lo hará en Febrero.
Preguntada May en la BBC acerca de la personalidad del nuevo mandatario, la premier aseguró que “no tendrá miedo” a la hora de rebatir a Trump cuando este diga o haga algo que ella considere “inaceptable”.
Para reforzar esa aparente firmeza, recalcó que “defenderá el papel de las mujeres en la sociedad y en la política“, pero recordó a la entrevistadora que el presidente Trump ya había pedido perdón por sus palabras despectivas, pronunciadas hace muchos años.
Ambas visitas conforman toda una declaración de principios por parte del empresario más denostado en los medios occidentales, que aún no salen de su asombro ante el resultado de las elecciones estadounidenses.
Como dato reciente, me cuentan que un tertuliano, mostrando una vena ideológica claramente fascistoide, osó decir en una televisión española:
“Creo que se debe revisar la democracia, porque habría que impedir que tipos como Trump pudieran ser elegidos“.
El autor de la burrada era un colega del que me dicen tiene fama de “podemita” y que se apellida Maraña.
Estando de acuerdo en que toda democracia es perceptible de revisiones (sobre todo la representativa) el aserto de ese perrodista supone, sin duda, una llamada subliminal al control ideológico del votante.

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